Autor: Orlando Solano Bárcenas
Con profunda tristeza la revista MISIÓN JURÍDICA despide a uno de sus más grandes colaboradores, un hombre que con sus luces y calidades humanas puso a disposición de nuestro Comité Científico toda su sabiduría y experiencia como uno de sus más destacados miembros. Se ha ido para siempre el maestro Luis Rodolfo González Rissotto. Fue la primera víctima fatal del COVID-19 en Uruguay, falleciendo el 28 de marzo en su natal Montevideo. Para los que lo quisimos, admiramos y apreciamos su sapiencia, don de gentes, calor humano y buen humor la noticia nos ha llenado de pesadumbre y, en otro plano, el superior de los símbolos, de DOLOR DOLOR DOLOR.
Nació “Rodo” en octubre de 1949. Por su padre, dos veces González. Por su madre, dos veces Rissotto. Una vez, almorzando juntos en un restaurante italiano en Bogotá, le pedí en broma al mesero el segundo apellido de mi invitado y, estallando en risas, Rodolfo agregó: “con doble porción”.
Forjó un maravilloso hogar de la mano de una esposa de muy altos quilates intelectuales, la Dra. Susana Teresita Rodríguez Varese. Junto a ella dejó a su hijo, Leandro Rodolfo González Rodríguez, portador de un nombre que siempre fue estimado por su padre. “Leandro”, como Leandro Gómez Calvo, un militar uruguayo miembro del Partido Nacional, sobre cuyo pensamiento Rodolfo escribió una obra profunda y sentida.
Alumno del prestigioso Instituto de Profesores Artigas, cuna de estudiosos uruguayos, discente en el bachillerato y luego en los estudios de Historia, fue allí docente desde 2013 hasta su muerte. La vocación de pedagogo, Rodolfo la había reforzado desde cuando ocupó el cargo de director nacional de Educación (1990-1993) del Ministerio de Educación y Cultura, luego como secretario de la Comisión Coordinadora de la Educación, y posteriormente como miembro de la Comisión Nacional de Cooperación Internacional en Educación. Igualmente, en calidad de presidente de la Comisión Nacional de Educación de Adultos, y de Coordinador nacional por Uruguay de los Proyectos del MEC y la OEA. También presidió la Comisión Nacional de Becas y fue fundador del Comité Coordinador Regional de Educación para el Mercosur.
Su obra educativa se proyectó en el plano internacional al intervenir como consultor del Parlamento Latinoamericano y de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en la elaboración del Plan de Educación para el Desarrollo y la integración de América Latina (1995-1996). Para completar lo que la faltaba para ser un educador consumado, fue uno de los fundadores la Universidad de las Américas. De su larga actuación docente se deben citar más de diez obras sobre educación, algunas como coordinador y otras de carácter personal.
Profesor de numerosos cursos y seminarios en la Universidad de Montevideo entre 2010 y 2012, así como en la Universidad de la Empresa de 2012 a 2020, fue también profesor invitado en cursos de posgrado sobre derecho electoral en la Universidad Nacional Autónoma de México (2010-2014).
Rodolfo fue uno de los grandes especialistas de América Latina en derecho electoral y tal vez el gran autor uruguayo en esta materia, que en su país es particularmente compleja; por ejemplo, nunca pudo explicarme, o yo entender, la dichosa “ley de lemas” y sus complejidades. Habiéndonos conocido, él en calidad de ministro de la Corte Electoral de Uruguay y yo en la de Magistrado del Consejo Nacional Electoral de Colombia, disentimos cordialmente en lo referente a la obligatoriedad del sufragio y de la inscripción Cívica. Sin embargo, como colegas profesores de la asignatura de Derecho Electoral, sobre lo que siempre estuvimos de acuerdo fue en la necesidad de fortalecer los sistemas de partido de América Latina, en particular, y del Tercer Mundo, en general. Para ambos, la lucha política debía darse en el sistema y no contra este y es por esto por lo que fue uno de los organizadores del último acto político realizado en Uruguay antes del golpe de Estado de 1973, en el que hiciera uso de la palabra Wilson Ferreira Aldunate, el 26 de junio, antes de iniciar el largo período de exilio, hasta 1984. Rodolfo fue siempre un demócrata a carta cabal; la oscura noche golpista le causaba la révolte, y consideraba que fue indigna la dictadura que la provocó por no ser “cívica” y sí, exclusivamente militar. Por eso, cuando ocupó el cargo de ministro de Defensa Nacional (1993-1995) en el gobierno de Luis Alberto Lacalle, padre del actual mandatario, sus compatriotas estuvieron tranquilos y seguros.
Ante mi deseo de ver algún día aplicado el régimen parlamentario en países latinoamericanos de relativa estable tradición democrática, cuales Uruguay, Costa Rica y Colombia, Rodolfo suspiraba como lo hace aquel que desea que algo se dé con la consciencia de su imposibilidad inmediata. Para edulcorarle el momento le decía, “claro, con un bipartidismo fuerte y un tercer partido de cambio democrático. también muy fuerte” y, le brillaban los ojos… En todo caso, para Rodolfo había dos grandes temas urgentes: el de la accesibilidad de las personas que tienen discapacidad en los procesos electorales de América, y el del establecimiento o fortalecimiento de los institutos de democracia directa en Uruguay, a pedido del Instituto Interamericano de Derechos Humanos IDH-CAPEL.
Para seguir con su extensa experiencia y medir la dimensión de su importancia internacional, fue coordinador del Proyecto de Tecnificación de la Corte Electoral, del Programa de Cooperación Bilateral España-Uruguay, que informatizó los principales registros y archivos de la Justicia Electoral de Uruguay, experiencias que le permitieron desempeñarse como consultor de diversos organismos nacionales e internacionales, tales como el IFES, IDEA-Internacional, además de ser miembro fundador de la Asociación Iberoamericana de Derecho Electoral, con sede en México (2010), y también del Centro de Información e Investigación del Uruguay-CIIDU (1984-1985), así como investigador del Centro para la Democracia Uruguay-CELADU (1985-1991) y miembro Honoris Causa del Instituto Brasilero de Derecho Electoral-IBRADE (2003-2020). Fue miembro del Consejo Científico de la revista MISIÓN JURÍDICA, donde Rodolfo dejó para la posteridad un valioso artículo sobre derecho electoral intitulado“La depuración del registro cívico nacional en Uruguay”, publicado en 2010.
Fruto de la experiencia adquirida en catorce años como ministro de la Honorable Corte Electoral de su país, lo que Rodolfo enseñaba en materia electoral no era el resultado de elucubraciones sin sustento sino, todo lo contrario, una sabia combinación de teorías y realidades observadas sobre el difícil y agonístico campo de la lid electoral; terreno en el que incursionó como hombre de acción al servicio de la causa de su partido, el Partido Nacional o Partido Blanco cuando, en 1983, el presidente del directorio lo convocó para crear la Oficina de Asuntos Electorales, iniciando una labor de especialización en la que
llevaba más de 33 años continuos que fructificaron en una permanente asesoría a su partido y en su extensa obra escrita.
Había sido fundador de la Coordinadora Cerrito de la Victoria, en 1972, que seguía las orientaciones de Wilson Ferreira Aldunate, líder de la oposición a la dictadura en el período 1973 a 1985. En 1982 fue secretario general de la Comisión Electoral de la Lista ACF-sublema del Partido Nacional en las elecciones de autoridades internas de los partidos políticos de 1982, que organizó el control de los comicios en plena afrentosa dictadura. Se desempeñó como secretario de la comisión que tuvo a su cargo la elaboración del Programa de Principios del Partido Nacional de 1983 y 84 y tuvo a su cargo la creación de la Oficina Electoral del Directorio del Partido Nacional (1983-1985), bajo la presidencia de su maestro, el profesor Juan E. Pivel Devoto. Resultó electo Convencional Nacional del Partido Nacional para el Departamento de Montevideo en los períodos de1985 a 1990 y de 1995 a 2000. Se desempeñó como secretario adjunto de Asuntos Electorales del Directorio del Partido Nacional en el período de 1986 a 1990, bajo las presidencias de Wilson Ferreira Aldunate y Roberto Rubio, y luego, como secretario de Asuntos Electorales del Directorio, entre 1990 y 1995. Una obra de gran trascendencia para la democracia universal escrita por Rodolfo es la de “Mujeres y política en Uruguay” donde observa que la mujer en el mundo aumenta cada día más su participación en política y no solo en cantidad sino también, y principalmente, en calidad, siempre innovando más allá de la política tradicional; aunque, anotó, aún falta mucho más para lograr la verdadera igualdad en la materia. Su legado nos indica que la lucha debe continuar en pro del aumento de la participación femenina en todos los campos de la vida pública, y no solo del Uruguay sino del mundo entero.
El fallecimiento de Rodolfo produjo gran pesar en diferentes estamentos de la sociedad uruguaya, en especial al interior de su Partido Nacional. El actual presidente, señor Luis Lacalle Pou, lo recordó como “amigo y consejero”; Álvaro Delgado, secretario de la Presidencia, lo definió, profundamente conmovido, como “una persona muy informada, leída, querida, un buen consejero”. Pablo Abdala se sumó diciendo que fue “gran historiador y gobernante. Sobre todo, gran blanco y oriental”. El Partido Nacional comunicó con pesar el fallecimiento de Rodolfo afirmando que “El Partido Nacional pierde uno de sus correligionarios y asesores más queridos”. El dos veces presidente de Uruguay, Dr. Julio María Sanguinetti, rindió homenaje al profesor González Risotto, como “gran ciudadano y relevante historiador del aporte guaraní a nuestra sociedad”. Jorge Gandini honró la memoria de Rodolfo, su “amigo, compañero, servidor y wilsonista de la primera hora”. Carlos Enciso, escribió: “Q.E.P.D. Amigo Rodolfo, compañero de PLP y del Herrerismo. Hombre de gobierno, estudioso, intelectual, experto en temas electorales y gran tipo. Mis condolencias a su familia”. El canciller Ernesto Talvi expresó su profundo pesar por la muerte de Rodolfo. El ministro de Transporte y Obras Públicas Luis Alberto Heber dijo: “Un ejemplar uruguayo, un gran Blanco y mejor persona como lo fue Rodolfo González Risotto. Un beso enorme a su familia y en especial a su compañera de siempre”. Sebastián Da Silva, Ministro de Educación Nacional, expresó: “El destino puso a un gran blanco como primera víctima del coronavirus. Conocí a Rodolfo González Rissotto cuando fundamos con Álvaro Carbone la 903 en 1994. Apasionado de nuestra historia. De los que más sabía de los temas electorales. Así es el Partido Nacional. QEPD”. Javier García, el ministro de Defensa Nacional de su país recordó a Rodolfo como “un militante de la libertad y la república, subsecretario, ministro de Defensa y blancazo”.
El dolor de la pronta partida de Rodolfo no se dio solo entre los miembros de su Partido Nacional, dirigentes y miembros actuales del gobierno, de las cámaras de senadores y diputados de todos los partidos escribieron sendos mensajes en las redes para despedirlo. ¿Cómo no hacerlo? Rodolfo fue un ser humano que sirvió de bastión a sus amigos del gobierno y del partido, hasta su último aliento. Baste decir que, diez días antes de partir, les escribió, vía Álvaro Delgado, acompañado de una foto con coloridas flores, un mensaje del siguiente tenor: “Con estas lindas flores quiero transmitir un mensaje de esperanza, recordando que la humanidad ha sabido superar gravísimas pandemias en el pasado, tengámosle miedo al miedo y solo a ello”.
Rodolfo tuvo no solo vocación de historiador sino también una pasión incontrolada por la historia, gracias a su profesor Juan E. Pivel Devoto, en el Museo Histórico Nacional, cuya inspiración lo llevaría a estudiar, desde 1971, de manera especial y profunda la influencia de los guaraníes y de las misiones jesuíticas en la formación de la sociedad uruguaya, el proceso de aculturación de los guaraníesmisioneros, y los guaraníes en la construcción del ser uruguayo, así como las reducciones franciscanas y jesuíticas en la Banda Oriental del Uruguay, temas sobre los que escribió varias obras, en coautoría con su esposa, a partir de 1982.
Ya desde 1978 había integrado el equipo de miembros activos de la Comisión Nacional Archivo Artigas, historiador en archivos, la plena felicidad y los plenos resultados: 23 obras publicadas de invaluable carácter histórico. Gracias a sus conocimientos fue miembro del comité de las Jornadas Internacionales de las Misiones Jesuíticas del Paraguay y Río de la Plata (1992-2010); del Instituto Manuel Oribe (1993-2020); de la Academia Uruguaya Marítima y Fluvial (1997-2020), así como miembro correspondiente de la Academia Paraguaya de Historia (1998-2020) e integrante de la Junta Ejecutiva del Ateneo de Montevideo (2010-2020).
De Rodolfo se pueden retener, siempre con admiración, muchas facetas de su rica vida intelectual: las de magistrado, educador, historiador, político, hombre de partido, autor, ensayista, articulista, conferencista nacional e internacional, fundador, hombre de cultura y otras más. Personalmente, prefiero retener la de profesor, la de un insigne formador de juventudes. Fue viajando en ómnibus, rumbo a la ciudad de Colonia a dictar una conferencia en una universidad, donde se estima que Rodolfo pudo haberse contagiado. Se encontró con la muerte haciendo lo que más había querido en la vida.
En los primeros quince días de diciembre de 2018 estuve en Montevideo junto a Rodolfo, charlamos de lo divino y lo humano. Sobre nuestra revista, MISIÓN JURÍDICA, me dijo: “Va muy bien, sigue adelante”. Querido hermano “Rodo”, en eso estamos. Gracias siempre por tus luces, por tu amistad, por tu servicio incondicional a la humanidad y por haber sembrado en este mundo un legado del que todavía no podemos calcular su importancia. La historia, que tanto amaste, no tendrá otra opción que contarte dentro de los personajes que la escriben con sus vidas, a veces ignorando que lo hacen.
Dedicamos este número a tu memoria, cada página te honre y se abrace a los méritos que acompañan a tu nombre en la eternidad.